Desde que nací en 1952 viví en Tigre.
Al comienzo de mi niñez, vivíamos con mis 7 hermanos y mis padres a una cuadra del río Reconquista, en aquel entonces navegable, podíamos bañarnos y pescar en él.
En la intersección de la calle Maipú y dicho río se encontraba “Puerto Tony”, se llamaba así porque el cuidador de barcos era Tony Frangella; él velaba, entre otros, del pequeño barquito que tenían mis padres, con el cual salíamos a navegar por ríos y arroyos.
Luego nos mudamos frente al rio Luján, a una típica casona inglesa de Tigre, a una cuadra del MAT (Museo de Arte de Tigre). Allí pasé mi infancia, adolescencia y adultez, donde viví y reviví todo lo que el delta me dió.
Aprendí a amar sus juncales, sus bajos, su barro, sus árboles y sus barcos… grandes titanes dormidos, amarrados esperando su destino final.
Observaba el color de los árboles, me guardaba en el alma el olor de las cañas de ámbar, de jazmines y de los cercos de madreselvas y ligustros en flor.
El olor del rio, las tormentas, los pamperos y sudestadas, las bajantes y las mareas… todo se fue metiendo en mi piel, en mi retina y me atrapó.
El campo y las sierras también fueron una parte importante de mi vida, sus atardeceres, sus lunas y sus soles, sus colores tan cambiantes…cada estacíon del año era un paisaje mágico.
Hoy pinto mis recuerdos y mis vivencias, lo que amo, lo que estará siempre en mí y lo que me acompañará eternamente como parte de mi ser.
Pinto desde el año 1994, al principio autodidacta, luego concurrí a talleres como el de Marcos Borio, famoso costumbrista argentino.
Continué mi aprendizaje y mi crecimiento de la mano de Bea Mornau quien profundizó en mí un amor especial hacia una de las más bellas expresiones del arte, la pintura.
Trixy Lavista Llanos